En la segunda etapa de labor del parto la cérvix se ha abierto los diez centímetros esperados, convirtiendo al útero y la vagina en un solo “canal de parto”.
No debe durar más de una hora o dos. Es un período de gran riesgo. Si la mujer ha tenido hijos anteriormente la expulsión es generalmente corta, reducida a algunos minutos. La primera vez es más larga.
Una vez perdida el agua, sobrevienen fuertes contracciones (las peores, dicen) luego un poco de sangre, que es del cuello uterino, que acaba por desgarrarse un poco. Después, una contracción o dos, la cabeza sale del útero y llega a la vagina.
En este momento se requiere de la máxima colaboración por parte de la futura madre para aprovechar ¡as contracciones y abreviar, dentro de lo posible, el período de expulsión.
La posición más adecuada es la ginecológica: se apoya Ia región lumbar en una zona plana, con los muslos separados y las rodillas dobladas retrayendo los talones hasta cerca de las nalgas.
Ahora, la mujer utiliza los conocimientos y ejercicios respiración que aprendió.
Cuando el parto alcanza su máxima intensidad inspiración profunda, cerrará la boca para que no se escape el aire y contraerá con todas sus fuerzas el diafragma abdominal manteniendo la cabeza flexionada con la barbilla en el conseguir más efectividad. De esta forma se aumenta que impulsará el feto, y la expulsión será menos fatigosa y m rápida.
La parturienta debe intentar por todos los medios seguir estos consejos.
Si fracasa, sólo logrará agotarse y prolongar el nacimiento su hijo en el momento de mayor conflictividad para él, porque no haber el líquido amniótico, la cabeza sufre la acción directa la fuerza de las contracciones.
El alargamiento del período expulsivo puede causar da cerebral al niño, aunque esa demora sea de unos pocos minutos.
Esta segunda etapa del parto es la más importante, y es cuando el equipo médico necesita de forma más imperiosa la colaboración de la madre, pues sus pujos, en el momento preciso, ayudarán al mejor y más rápido nacimiento del bebé.
Una vez salida la cabeza, dos pujos más y aparece primero un hombro y luego el otro; unos segundos más y el niño está totalmente fuera del cuerpo de la madre y es entonces cuando se puede decir… iUn nuevo ser ha venido al mundo!
Mientras se espera el desprendimiento de la placenta, se corta el cordón umbilical, que aún une el cuerpo del niño, se liga y se venda cuidadosamente.
El bebé hace su primera inspiración, expira el aire y lo expele con ruido parecido al de una puerta que rechina. Es el primer grito, que es el de su hijo, es el más bello de los ruidos que usted jamás escuchó. El bebé está todo sucio, de sangre y de flemas, al extremo de ese cordón azulado en forma de espiral.
Al cabo de8 a10 días el resto del cordón umbilical, ya necrosado, se despegará, dejando una cicatriz, que dará lugar al ombligo.
Si dio a luz en un hospital antes de haber cortado el cordón le ponen un brazalete en el que está inscrito el nombre de su hijo. No tema, que no se lo cambiarán. Es imposible.
Lo secan, lo limpian, le ponen en los ojos el famoso, colirio obligatorio, lo revisan, lo pesan, lo miden, lo visten, lo acuestan y ahí lo tiene iniciando la vida.