Hasta la fecha no hay respuestas definitivas. Las opiniones científicas no están de acuerdo, a pesar de que no existen conexiones directas entre los sistemas nerviosos de la madre y el niño.
El miedo y la ansiedad ponen en acción el sistema nervioso autónomo de la madre, que libera sustancias químicas en el torrente sanguíneo.
En pocas palabras, cambia la composición de la sangre y estas nuevas sustancias químicas se transmiten a través de la placenta, produciendo así cambios en el sistema circulatorio del feto.
Algunos doctores han demostrado que los movimientos fetales aumentan cuando la madre se encuentra bajo tensión emocional.
También se ha demostrado que las tensiones y ansiedades extremas, durante el embarazo, predisponen a la madre a tener un parto difícil.
En resumen, la ansiedad y la alteración emocional de la madre pueden afectar al feto, aunque sus sistemas nerviosos son autónomos.