El planteamiento de dejar el hábito de fumar implica fuerza de voluntad para conseguirlo efectivamente, pero éste es sólo uno de los factores necesarios para deshabituar a la persona de una necesidad imperante de consumo como es la adicción, también necesitas de esfuerzo, mucha constancia, resistencia para no caer de vuelta y sobrepasar todos los obstáculos que se presentarán en la travesía que representa este desafío.
La fuerza de voluntad nace en el mismo momento que nuestro interés por superar una situación llega a su máximo exponente. No es un rasgo de nuestra personalidad, más bien es el resultado de la necesidad de lograr una meta determinada y especifica.
Muchos fumadores mantienen la postura de que el hecho de dejar de fumar es un circuito, entran y salen del mismo tantas veces que ya no llevan la cuenta. Aparentemente las recaídas al hábito de fumar lo toman como algo normal. Muchos fumadores le temen tanto a las recaídas que por esta razón ni siquiera lo intentan, no se sienten capaces de lograr dejar de fumar ni siquiera por unos días. De los errores se aprende y esta es una forma de demostrar que si se puede. Toda persona fumadora puede abandonar el consumo del tabaco, siempre y cuando esté completamente decidida y convencida en hacerlo. Mantenerse en ese estado es lo más vulnerable pero no imposible de lograrlo.
Para los fumadores tener un cigarrillo encendido en la mano resulta muy gratificante, lo comparan con una fuente de satisfacción inmediata ante la presión diaria del trabajo o el estudio.
La primera sensación que sufre toda persona que ha decidido dejar de fumar es la de «pérdida» similar a cuando un familiar o persona querida fallece. El sentimiento es el mismo. No obstante el tiempo que conlleva es menor ya que pasará a ser leve en un par de días, llegando a desaparecer completamente. Poco a poco se dará cuenta que el cigarrillo que forma parte de su vida y volverá a disfrutar de muchas actividades sanas que este mal habito restringía.
Las estadísticas indican que en esta primera etapa se da el porcentaje mayor de deserción. El temor a los síntomas de abstinencia es el primer factor que retrasa la decisión de dejar de fumar. La irritabilidad, el nerviosismo el aumento de apetito son los factores siguientes que ningún fumador desea pasar.