Mencionamos que la nicotina tiene un efecto de estimulación sobre el sistema nervioso central, en contrapartida la ausencia de la misma ocasiona efectos inversos que se deben a la abstinencia de la misma.
La persona que tiene una adicción a la nicotina afirma que tiene una función cognoscitiva superior en comparación con un no fumador, este fenómeno se da ante el acrecentamiento del metabolismo mencionado anteriormente, ocasionando un aumento de la glucosa en el cerebro que ayuda a una concentración continua. También se evidencia un efecto sobre el estado de ánimo de los fumadores, quienes comentan que sienten una mejoría su estado depresivo.
La estimulación del sistema nervioso autónomo origina una serie de efectos cardiovasculares el cual ocasiona un aumento del ritmo cardiaco, tensión arterial y la vasoconstricción periférica, que da como resultado a una palidez y frialdad en la piel del fumador.
El fumador también presenta una alta elevación de la concentración plasmática de los ácidos grasos libres, así también de triglicéridos y colesterol; aumento de la actividad de las plaquetas y la viscosidad de la sangre, facilitando de esta manera la aparición de problemas trombogénicos.
La nicotina estimula la secreción gástrica y es un inhibidor de la secreción pancreática exocrina o insulina. También es el causante de la liberación de noradrenalina en distintas partes del cerebro, presentando un efecto en los niveles de serotonina, lo cual representa una explicación razonable sobre el efecto resultante de alerta-vigilancia que manifiesta el fumador.
El incremento de los niveles de cortisol es uno de los motivos de la aparición de la osteoporosis en los fumadores. En las mujeres adictas a la nicotina se puede presentar una menopausia precoz debido a los efectos antiestrogénicos.
Los fumadores usualmente tienen un peso menor a los no fumadores, aproximadamente unos 4 kilogramos de diferencia, esto por causa de su poco apetito. Este peso es recuperado cuando el fumador logra dejar el hábito de fumar, por esta razón muchos de ellos encuentran la excusa perfecta para continuar su comportamiento de fumador para no subir de peso.
El consumo diario de nicotina en una mujer embarazada puede causar un aborto espontáneo, el aumento en la mortalidad natal también aumenta cuando la mujer tiene el hábito de fumar. También puede causar partos prematuros, embarazos ectópicos, placenta previa, desprendimiento prematuro de las membranas y también un bajo peso del bebé al nacer, debido a la poca oxigenación del feto condicionada por el mayor porcentaje de HbCO en el organismo de la madre.
Podemos resumir que cuando la nicotina interacciona con los receptores neuronales que se encuentran en el sistema límbico dopaminérgico logra producir efectos placenteros y con refuerzo positivo hacia su consumo, generando de esta manera la temible dependencia hacia el tabaco.