Un embarazo se considera prolongado cuando pasa unos 14 días de la fecha considerada como probable para el parto. Los embarazos prolongados verdaderos son raros.
En la mayoría de casos se trata de errores de cálculo en la fecha de la última regla. Si realmente nos encontramos frente a un embarazo prolongado, los riesgos que corre el feto son grandes.
Se ha comprobado que en las últimas semanas que preceden al parto, disminuye el intercambio de sustancias madre-feto, porque disminuye la función de la placenta. Si esta situación se prolonga mucho tiempo, pueden originarse lesiones graves. Por eso, una vez que se determina la peligrosidad del embarazo prolongado, la mayoría de especialistas provocan el parto, a lo sumo 14 días después de la fecha calculada para el mismo.