Las altas temperaturas de la época estival pueden traer consigo perjuicios para la salud que afectan especialmente a los grupos sociales más débiles como son los niños y los ancianos.
A diferencia del golpe de calor, la insolación se debe a exposiciones prolongadas al sol, en muchas ocasiones sin protección o sin el factor adecuado. Ambas situaciones se dan a conocer, fundamentalmente, a través de la hipertermia, se trata de una temperatura corporal que puede mantenerse en 40 grados pudiendo generar un proceso de sequedad extrema en la piel, perdida de los tejidos, dolores de cabeza extremos, taquicardias, náuseas… por lo que se trata de un problema de salud muy grave que hay que evitar en todo caso.
Para prevenir se pueden hacer muchas cosas que no requieren de grandes esfuerzos, la primera de ellas es la elección de la ropa elegida para los días de mayor calor. En contra de lo que muchas personas pueden creer, la ropa no es un obstáculo, ni genera más calor, sino que puede refrescar si se elige de un material adecuado y en colores claros. Así el lino en blanco es la opción por excelencia.
Es importante hidratarse, beber agua aunque no se tenga sed, hacerlo de una manera periódica y vigilar que mayores y pequeños lo hagan habitualmente. De igual modo encontrarse en ambientes refrigerados con aire acondicionado o en el que pueda correr el aire es lo mejor, o, al menos, acudir a el frecuentemente para refrescarse.
Si se padecen algunos de los signos de golpe de calor o de insolación habrá que acudir de inmediato al centro de salud más cercano, al punto de atención médica que se encuentre en piscinas, playas o parques y ser atendido por un facultativo médico.
Via residenzer.com