Esta es una labor que poco a poco irás dominando conforme pasen los días, pero al principio es seguro que necesites un poco de ayuda para verificar movimientos, gestos y algunas actitudes que te marcarán la pauta y el camino correcto.
Ahora vamos a compartir algunas recomendaciones sencillas sobre los movimientos que debes de realizar para que le puedas sacar el aire a tu bebé cuando termine de comer y así evites que los cólicos hagan acto de presencia.
La importancia de hacerlo eructar
Cuando los bebés son pequeños suelen tragar un poco de aire a la hora de comer o de llorar, éste se va acumulando en el estómago y normalmente generan una sensación de molestia que de inmediato los pondrá incómodos e inquietos. Es por eso que después de cada toma deberás de colocarlo en la posición adecuada para sacarle el aire, hacerlo sentir más cómodo y reanudar con la alimentación.
Adopta la posición correcta
Una de las posiciones más recomendadas es sentarlo en tus piernas, colocarle la cabeza erguida y darle palmaditas suaves en la espalda hasta que vayas notando que va soltando los gases en forma de eructos. No olvides sostener su espalda y su cabecita con tus manos y con mucho cuidado para que mantengas la estabilidad correcta a la hora de hacer los movimientos.
¿Qué hacer cuando los bebés tienen hipo?
De acuerdo con el Manual de Cuidados a los bebés recién nacidos desarrollado por el Centro Médico de la Universidad de Alabama, el hipo aparece normalmente después de las tomas de leche, el documento confirma que no es dañino y se puede combatir con unos pequeños traguitos de leche una vez que concluyeron las tomas. Otra forma de disiparlo simplemente es esperando a que se vaya por su cuenta, sólo hay que acompañar al pequeño ya que se puede desesperar un poquito.
Más recomendaciones para tener en cuenta:
Debes de ser paciente, recuerda siempre que: “la práctica hace al maestro”, no cabe duda que la constancia será tu mejor arma para dominar todos los temas de cuidados y atención.
Cuando tengas una inquietud o dudas, acércate a tus familiares o amigos cercanos de preferencia que tengan alguna experiencia en maternidad.
-Mantén una comunicación constante con tu pediatra, ellos podrán aportarte el diagnóstico acertado ante cualquier situación.