La inseminación artificial o reproducción asistida es un método de reproducción por medio del cual se pretende lograr un embarazo, para lo cual se colocan los espermatozoides dentro del útero de la mujer, valiéndose para ello de un catéter o cánula especial en la cual se ha colocado previamente el líquido seminal.
Existen muchos motivos para realizar la inseminación artificial, pero todos ellos están basados en la imposibilidad de que los espermatozoides lleguen al óvulo de manera natural, como por ejemplo los problemas de fertilidad. Dependiendo del caso hay dos formas de obtener el líquido espermático, que puede ser por una muestra dada por la pareja o bien mediante un donante a través de los bancos de esperma.
Para realizar este procedimiento, se procede primero a estimular la ovulación femenina por medio de la inyección de hormonas, se realiza un monitoreo de la ovulación en los días siguientes y cuando esta ha alcanzado su punto máximo, se procede a realizar la inseminación. Aproximadamente dos semanas después la mujer podrá comprobar si el procedimiento ha sido efectivo, por medio de una prueba de embarazo en sangre.
Este procedimiento tiene muchas ventajas significativas, entre ellas que no es costoso y se realiza en la misma clínica ginecológica, el procedimiento no es doloroso y solamente presentará una pequeña incomodidad a la mujer aunque esta no es significativa.
Algunas situaciones no previstas puede ser la posibilidad de embarazos múltiples o bien que el procedimiento no sea exitoso y no pueda conseguirse un embarazo. Es importante que se sigan las recomendaciones del médico tratante para incrementar las probabilidades de que los resultados sean favorables para la pareja.
Aunque los resultados varían dependiendo del caso en particular de la mujer o la pareja, este procedimiento ofrece grandes probabilidades de éxito para conseguir un embarazo.